25 FRASES DE BEN SHAPIRO

Sumérgete en el mundo del pensamiento perspicaz y la claridad de ideas con estas 25 frases de Ben Shapiro. Desde reflexiones sobre la política hasta insights sobre la sociedad contemporánea, estas citas te desafiarán a pensar de manera crítica y te inspirarán a actuar con determinación. ¡Prepárate para una dosis de sabiduría contundente que te dejará pensando!

Las ideas importan y las ideas importantes que han articulado los grandes pensadores representan el camino de motivaciones por el que discurren las fuerzas y acciones humanas. Actuamos porque creemos.
Si creemos que la vida es algo más que los placeres materiales o la huida del dolor, entonces somos hijos del pensamiento de Jerusalén y de Atenas.
Las ideas de Jerusalén y Atenas estuvieron detrás de la emergencia de América, del fin de la esclavitud, de la derrota del nazismo o del comunismo, de la salida de miles de millones de personas de la pobreza o del propósito espiritual que ha guiado la vida de tantas gentes a lo largo del tiempo.
La lucha contra la entropía nunca termina. Nuestra forma de vida no está asegurada y puede escaparse de nuestras manos en apenas una generación.
FRASES DE BEN SHAPIRO
El alejamiento de los valores que nos han hecho grandes empezó cuando perdimos la fe en el camino que, precisamente, nos trajo tanto bien.
Estamos en un proceso de abandono de los valores judeocristianos y de la ley natural griega, que poco a poco quedan reemplazados por la subjetividad moral y el predominio de las pasiones.
Nuestra civilización no puede soportar tantas contradicciones internas, tantas comunidades carentes de valores y tantas personas huérfanas de propósito.
El gobierno existe para proteger nuestros derechos y evitar que sean vulnerados. Su existencia se justifica para que impere el orden y no nos roben nuestras posesiones o nos asalten mientras dormimos.
La felicidad duradera llega por otro camino: el del cultivo del alma y de la mente. Y cultivar el alma y la mente nos obliga a vivir con un propósito moral.
La felicidad es la búsqueda de un propósito que dé sentido a nuestras vidas. Si vivimos con un propósito moral, hasta la muerte se nos antoja menos dolorosa.
Lo que importa no es lo que esperamos nosotros de la vida, sino lo que la vida espera de nosotros
No sólo somos receptores de derechos, sino también de obligaciones. Y esas obligaciones nos dan propósito y nos mejoran como individuos. Son obligaciones que, de hecho, no entienden de circunstancias sociales, puesto que somos criaturas con un valor innato, «situadas casi a la altura de los ángeles […] y coronadas con gloria y honor.
Si no creemos en nuestro valor innato como individuos, nos convertimos en animales incapaces de seguir un propósito moral, aun a pesar de que sintamos una intensa necesidad de encontrar ese camino interior.
Es importante que seamos capaces de creer en el poder de la razón, de nuestra capacidad de razonar. No somos sólo una suma de instintos y neuronas activadas. Tenemos la capacidad de pensar las cosas detenidamente.
La búsqueda de la virtud, tanto a escala individual como colectiva, sólo puede realizarse cuando prosperan instituciones sociales fuertes. Iglesias y sinagogas, clubes sociales y organizaciones de caridad… Además, también es preciso que el gobierno sea lo suficientemente fuerte como para proteger contra la anarquía y lo suficientemente limitado como para asegurar que está bajo control su tendencia hacia la tiranía.
FRASES DE BEN SHAPIRO
Ésta es la civilización judeocristiana, que sienta las bases de Occidente, madre de la mejor cultura y la mejor civilización conocidas en la historia, fuerza generadora de prosperidad material y de libertad humana.
La civilización occidental ha participado en una miríada de males, pero el saldo muestra que su sistema moral, con sus derivadas políticas, sociales y económicas, ha liberado a más seres humanos que ningún otro, con una gran diferencia. De hecho, es el paradigma que más ha reducido la pobreza, conquistado la enfermedad y minimizado la guerra. La civilización occidental es, pues, responsable del mejoramiento económico de la población mundial y del aumento de los derechos humanos y la democracia.
La fe religiosa nos empodera porque nos dice a los seres humanos que somos amados y que tenemos la capacidad de elegir entre el bien y el mal. Pero la fe religiosa también requiere que reconozcamos los límites inherentes a la capacidad humana y precisa que sepamos que hay cosas que nunca entenderemos, puesto que somos criaturas terrenales y, por lo tanto, tenemos limitaciones.
Los clásicos griegos nos dejaron tres principios fundamentales: primero, que podemos descubrir nuestro propósito en la vida contemplando la naturaleza del mundo; segundo, que para aprender sobre la naturaleza del mundo, tenemos que estudiar el mundo que nos rodea utilizando la razón; y tercero, que esa razón puede ayudarnos a construir los mejores sistemas colectivos que permiten cultivar esa razón.
Los antiguos se dieron cuenta de que cualquier noción del telos debe basarse en la presencia de un diseñador. En consecuencia, eran monoteístas filosóficos, incluso aunque fueran politeístas religiosos.
Sí, los estudios clásicos siguen siendo necesarios. Los estudiantes universitarios que protestan contra tal herencia intelectual están socavando los cimientos mismos sobre los que hoy caminamos. Su rechazo ignora los postulados que han cultivado la razón, la ciencia y la democracia.
El desarrollo de la ciencia occidental se basó en la noción de que la tarea del hombre era celebrar a Dios a través de aumentar nuestro conocimiento de su creación. Contrariamente a lo que sostiene la propaganda del movimiento ateo posmoderno, casi todos los grandes científicos hasta la era del darwinismo fueron creyentes en la religión.
El mito secularista sostiene que la religión detuvo el desarrollo de la ciencia durante milenios. Nada más lejos de la realidad. Sin los fundamentos judeocristianos, la ciencia no existiría como en Occidente. Así de simple.
La historia es necesaria. Si no fuera así, la Ilustración podría haber surgido en cualquier lugar, en cualquier momento. Quizá debería haber surgido antes, de hecho, puesto que hemos conocido muchas sociedades donde no existían esas supuestas barreras del telos griego y la religión judeocristiana. Pero no lo hizo. No sucedió así.
Al expulsar a Dios del reino del hombre, la Ilustración también redujo al hombre a una criatura de carne y hueso, sin ninguna razón trascendente capaz de guiar su camino.

Frases extraídas de: Shapiro, B., & Diego, S. de la C. (2020). El Lado Correcto de la Historia: Cómo la razón y la determinación moral Hicieron Grande a Occidente. Deusto.

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