LAS PIEDRAS EN LOS FUNERALES JUDÍOS

Santiago Pérez Hernández

Las piedras, en su simplicidad, suelen pasar desapercibidas, olvidadas, pateadas o arrojadas, tan comunes y corrientes que la mayoría las desecha e ignora. Solo unas pocas, aquellas llamativas y de inmenso valor, logran captar la atención de quienes las poseen. Estas, tan valiosas por su escasez, se obsequian al ser amado, alcanzando su máximo simbolismo en el matrimonio, para señalar, tal vez, la importancia de dicho acto. Sin embargo, pocos considerarían llevar una piedra a la tumba de un ser querido. Lo común, lo típico, son las flores bellas y olorosas, aunque efímeras. Por ello, exploraremos una perspectiva singular y novedosa para muchos: el simbolismo de las piedras en los funerales judíos.

En la Torah, el texto que el Eterno nos dio a los seres humanos, se describe en el momento de la creación (Bereshít), que Adám fue formado del polvo de la tierra (La Adamá) y que Di-s le insufló el espíritu. [1] Por lo que irreductiblemente somos una combinación de cuerpo y alma. El alma es lo que nos define como seres creados “de su molde”. (Y creó D’s al Ser Humano con Su molde… -con el molde que D’s le diseñó Él lo creó-, de género masculino y femenino los creó…)

Cuando Moshé le pidió a Di-s: “Por favor, muéstrame Tu gloria”[2] (Éxodo 33:18), Di-s le respondió: “No puedes ver mi rostro, porque el hombre no puede verme y vivir” (Ibíd. 20). Los vivos no pueden ver a Di-s. La implicancia es muy fuerte: con la muerte llega una visión de lo Divino[3].

De esto se colige que la muerte no puede ser considerada jamás como algo pérfido, nocivo o dañino, pues es el momento en el que podemos estar más cerca de nuestro creador, Aba -padre- y D-s.

En el judaísmo, como quedó dicho, el ser humano es una combinación de cuerpo y espíritu, en la creencia se considera que el primero es un préstamo que nos da el Altísimo para poder elevar este mundo, y como empréstito debe ser devuelto, como mínimo en las mismas condiciones en que se nos fue dado, por ello también la prohibición imperativa de la modificación, perforación y amputación del cuerpo.

Si esto es así, en vida pero también en muerte ha de cuidarse el cuerpo que nos confió el Eterno, por ello los cementerios judíos en Israel y en la diáspora cumplen un papel trascendental para el cumplimiento de la ley de nuestro D-s, ya desde la antigüedad, estos estaban ubicados en lugares apartados de las ciudades[4], los muertos, pertenecen a otro plano, merecen descanso y sus cuerpos reposo, para el día del juicio que se aproxima.

LAS PIEDRAS EN LOS FUNERALES JUDÍOS
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Tales cementerios, ayer y hoy son considerados lugares santos y sacros, en la tradición judía estas zonas sagradas deben permanecer inalterados por la eternidad (hasta el día del juicio). Es por ello por lo que el respeto a los muertos es algo intrínseco en la ley judía, la conexión entre el espíritu (neshamá) y el cuerpo humano después de la muerte es un aspecto toral en el credo judío sobre la eternidad, frente a esto los sabios han escrito que hay una parte nuestra que es eterna y sobrevive a nuestros cuerpos mortales. Es la parte que nos hace únicos y que representa nuestra esencia.

Está por lo tanto prohibido el desenterrar a un muerto, obtener beneficio de él, o cualquier acto que pueda ser considerado como perturbación de los difuntos, incluso el emitir comentarios calumniosos, injuriosos o despectivos en contra del fallecido, así como se encuentra vetado el realizar actividades de las consideradas como «los placeres o necesidades de la vida» vg: comer, fumar, beber en presencia de un fallecido o frente a su tumba.

Por esa necesidad de conservación nace además la tradición de colocar piedras en las tumbas de los fallecidos, que tiene sus raíces en la antigua costumbre hebrea de construir un montículo de piedras para marcar la ubicación de una tumba, Este montículo de piedras también servía como una forma de proteger la tumba de la interferencia o el vandalismo, como también de evitar que los animales de carroña pudiesen comerse el cuerpo.

Una vez se consumía la carne y quedaban los huesos estos eran depositados en una cueva con sus familiares, como ocurrió con Abraham y familia cuyos restos se encuentran en Hebrón[5].

De allí, que el uso de las piedras en la tradición judía sea una práctica tradicional que se remonta a muchos siglos atrás, esta costumbre se utiliza para honrar y recordar a los difuntos, es una manifestación de permanencia de la memoria y el legado de la persona. Algunos eligen colocar piedras en la tumba durante el funeral, mientras que otras lo hacen en visitas posteriores al cementerio.

Por lo tanto, es una manera de dejar testimonio que uno estuvo allí, esto es una muestra que estuvimos en aquel lugar y dejamos una marca tan firme y que dura tanto tiempo que incluso nuestros nietos podrán saber que estuvimos allí.

La práctica de colocar piedras en las tumbas se ha mantenido a lo largo de los siglos y se ha convertido en una forma de honrar y recordar a los difuntos. Cada piedra colocada en la tumba representa una visita al cementerio, una oración por el difunto o un recuerdo especial del ser querido.

Tumba de monsieur Shoshani.

Además de su simbolismo espiritual, la colocación de piedras también tiene un significado práctico. Las piedras ayudan a mantener los objetos de la tumba en su lugar y protegen los recuerdos y símbolos colocados en la tumba de los elementos naturales.

En el judaísmo, las piedras también poseen un significado bíblico y espiritual. En la Torah, se mencionan varias veces las piedras como símbolos de fuerza, estabilidad y durabilidad. Las piedras también se utilizan en la construcción de edificios sagrados y se consideran un elemento importante en la adoración y la oración.

Los sabios judíos dicen, además, que cuando uno coloca una piedra en la tumba, tal piedra es la que conecta al mundo de arriba y el de abajo[6], una especie de canal por la que pasa energía, el espíritu (neshamá) no muere, solo el cuerpo lo hace, el cuerpo vuelve a la tierra y el espíritu (neshamá) se eleva al «cielo» (Gan Edem) y la conexión de ambas cosas según la mística judía se concreta por medio de la piedra que ponemos.

Además de su rica simbología, las piedras en las tumbas representan lo imperecedero en contraposición a las flores utilizadas por otros pueblos. Mientras las flores se marchitan y mueren, las piedras perduran y simbolizan la eternidad de la memoria de las acciones del difunto. Estas duraderas piedras reflejan cómo perdura el peso de lo que hizo en vida, ya que su memoria y sus obras trascienden siglos y milenios, como la propia piedra.

En conclusión, la práctica de colocar piedras en las tumbas de los fallecidos es una tradición importante al interior de la comunidad judía. La colocación de piedras no solo es un signo de amor y respeto hacia los difuntos, sino que también tiene un profundo significado espiritual y simbólico. A través de esta costumbre, se honra la memoria de los seres queridos y se mantiene viva su presencia y su legado en la tierra.

Como dice mi nono[7] «la importancia de nuestras tradiciones es que en ellas se guarda el dolor y la alegría de 5 mil años”

Con el apoyo de:


[1] Y formó entonces el Eterno D’s al Ser Humano, del polvo de la tierra, e insufló en su rostro, un hálito de Vida.., y fue el Hombre un ser viviente.! Babor, Mordejai. La Torá (Jumash). Edición Mor-Deror. Hebreo-español, transliterada y comentada (Spanish Edition) (p. 33). Iojai Boim. Edición de Kindle.

[2] ¡.. Hazme comprender.. tus designios..! ¡Hazme ver .. Tu Gloria..! : El maestro Moshé, al observar la cambiante conducta de D’s en esta caótica situación, quedó perplejo y desconcertado. Al principio, él comprendió que la Ira de D’s -y Su Justicia..- por la gravísima falta del pueblo, era justa e inapelable. Pero enseguida, luego de su tímida y ligera intervención en pro de Israel.., comprobó el increíble alcance de Su magnánimo Perdón..! ¿Por qué D’s actuaba así.., de manera tan extrema e insólita..? se preguntó..! Y aprovechando su cercanía.. y confianza.. quiso saberlo. Estas atrevidas solicitudes de Moshé.., resumen el gran misterio de la vida humana..! Todo hombre racional aspira y desea comprender.. los intrincados designios de D’s.., y ver.. con toda claridad y realismo, los efectos y resultados de Su Justicia Divina. La inquietante cuestión del ¿Por qué el hombre bueno sufre.., y al malo.. le va bien..?, es uno de los enigmas teológicos más profundos de la existencia humana..! Y D’s accedió a explicarle este intríngulis a Moshé.. y le dijo:“ Podrás verme desde atrás.. pero Mi frente no se verá.!” Babor, Mordejai. La Torá (Jumash). Edición Mor-Deror. Hebreo-español, transliterada y comentada (Spanish Edition) (p. 2056). Iojai Boim. Edición de Kindle.

[3] “.. pues no ha de verme Ser Humano en vida.!” : De aquí se desprende -afirman los sabios de la Kabbalá- que al momento de morir, la persona.. vé a D’s..! Es más, se asevera que de la única manera que el espíritu (neshamá) accede a retirarse del cuerpo.. es cuando se le aparece la Imágen de su Creador ante sus ojos.., y se va con Él..! Babor, Mordejai. La Torá (Jumash). Edición Mor-Deror. Hebreo-español, transliterada y comentada (Spanish Edition) (p. 2056). Iojai Boim. Edición de Kindle.

[4] Baudy, N. (1968). Les Grandes questions juives. préf. De Robert Aron. Editions Planète.

[5] “… la Cueva Doble…” : Abrahám conoció esta cueva de manera providencial, (ver Comentarios al capítulo 18 vers. 7) y halló en su interior las sepulturas de Adám y Javá. Además, se percató que poseía dos niveles -por eso se llamó Cueva Doble- y decidió que allí sean enterrados sus restos y los de sus más inmediatos familiares. Hasta hoy, este sepulcro -ubicado en la ciudad de Jhebrón (Hebrón)- es lugar sagrado para el Pueblo de Israel. Babor, Mordejai. La Torá (Jumash). Edición Mor-Deror. Hebreo-español, transliterada y comentada (Spanish Edition) (pp. 1903-1904). Iojai Boim. Edición de Kindle.

[6] Representado esto en el Magen David (estrella de David) El triángulo colocado con el vértice hacia arriba representa el mundo material o el hombre y el triángulo invertido representa a D-os o al mundo espiritual. Lewinsky Salomón. (2009). Diccionario enciclopédico del judaísmo. Editorial Planeta Colombia.

[7] Significa abuelo en ladino, que es una lengua casi extinta, utilizada por judíos sefardíes, se trata de la unión de hebreo y español antiguo, su fonética es casi idéntica a la del español moderno, tal vez esto fue uno de los detonantes de su desuso, Diksionaryo de Ladino a Espanyol por Güler, Portal i Tinoco.

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