Israel es un país cuya historia está unida íntimamente a su pueblo, pueblo que ha cambiado el mundo y ha permitido dar paso a la civilización occidental. Israel, una tierra de contrastes y convergencias, ha sido hogar de diversas civilizaciones a lo largo de los siglos. Desde los antiguos reinos de Israel y Judá, hasta los imperios babilónico, persa, romano y otomano, y actualmente el Estado de Israel, cada época ha dejado su huella en esta tierra sagrada. Aquí, las piedras susurran historias y los lugares sagrados nos transportan a tiempos remotos. No obstante, más allá de cada época, la tierra de Israel ha dado al mundo un tesoro invaluable, su pueblo judío, cuna de grandes personajes que han roto la historia de la humanidad en dos. Es por ello que en el presente articulo me quiero enfocar en lo que refiere al pueblo judío y al judaismo, específicamente en derrumbar, desde un punto de vista objetivo, basado en el sentido común, con y en el catolicismo, algunos argumentos que se han usado durante siglos para justificar el antisemitismo y el ataque a dicho pueblo, ataque que más allá de tener un verdadero trasfondo teológico, tiene un trasfondo político como veremos a continuación.
De esta forma, en un principio, considero apropiado comenzar por hacer una acotación, que, aunque es demasiado obvia, en ocasiones para algunos debates se torna demasiado necesaria y fundamental. Esta acotación hace referencia a que el pueblo judío no puede ser juzgado solo por el comportamiento de una persona. Así como del pueblo judío han brotado personajes como Karl Marx, cuyas ideas tanto daño le han hecho a la humanidad, también han brotado personajes que han roto la historia de la humanidad en dos (para un buen sentido) tales como Nuestro Señor Jesucristo, La santísima Virgen María (madre de Nuestro Señor Jesucristo), San Pablo, etc. No podría perdonarme no mencionar a una mujer judía que admiro mucho, a Edith Stein, también conocida como Santa Teresa Benedicta de la Cruz, una de las 4 doctoras de la iglesia católica, hija de Israel y de la Iglesia, una mujer judía filosofa y teóloga alemana, conversa al catolicismo perteneciente a la orden de las Carmelitas descalzas, asesinada vilmente en los campos de concentración de los malditos bastardos nazis en Auschwitz en 1942, obviamente por ser judía.
Es así, que a lo largo del presente articulo me enfocaré en varias secciones para refutar dichos argumentos. Comenzaré hablado de la tergiversación de citas bíblicas con fines antisemitas, posteriormente pasaré a derrumbar el mito antisemita que refiere a que Judas Iscariote, el traidor, es una representación del pueblo judío. Luego pasaré a explicar lo que refiere a la Antigua y la Nueva Alianza en la biblia, lo cual como se verá también fue usado para mantener posturas antisemitas. Posteriormente pasaré a analizar a herejía del marcionismo, una herejía cuyo argumento también ha sido usado para justificar el antisemitismo y que incluso, en la actualidad, muchos aún usan, tal vez con intención o tal vez por ignorancia. Finalmente, encontraremos dos secciones en donde se explicarán algunos pasajes bíblicos en donde Jesús, y otros escritores del nuevo testamento halagan al pueblo judío, para de esta forma llegar a la conclusión.
TERGIVERSACIÓN DE CITAS BIBLICAS
Mateo 27: 15-26
El motivo por el que hice la anterior aclaración es el referente a lo que por mucho tiempo se ha dicho respecto a que los judíos fueron los culpables de la muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Las bases de esta calumnia se basan en el pasaje bíblico de Mateo 27: 15-26, en donde Poncio Pilatos pone a los presentes del momento y lugar a elegir entre dejar en libertad a Barrabas o a Jesús. Allí, el versículo 25, después de que la mayoría allí presente pidiera la crucifixión de Jesús y Pilato se lavara las manos diciendo “vosotros veréis”, dice que “Y todo el pueblo respondió: «¡Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!». Con base en el anterior relato es que muchos basaron una postura antisemita para calificar a todo el pueblo judío como el pueblo que asesino a Jesucristo. No obstante, esto a grandes rasgos es tremenda falacia y es una interpretación completamente amañada del texto. En primer lugar, se refería al pueblo (la gente diríamos nosotros en Colombia), o conjunto de personas que estaban presentes ante Pilato, no podrán decir que todos los judíos iban a estar ahí, o iban a caber ahí, obviamente se refiere es al conjunto de personas o al pueblo (gente) presente en ese momento y lugar. Del mismo modo el catecismo de la iglesia católica en el canon 597 aborda la cuestión de ese pasaje, explicando así que los judíos no fueron responsables colectivamente de la muerte de Jesús pues “no se puede atribuir la responsabilidad del proceso al conjunto de los judíos de Jerusalén, a pesar de los gritos de una muchedumbre manipulada (Cf. Mc 15, 11) y de las acusaciones colectivas contenidas en las exhortaciones a la conversión después de Pentecostés (cf. Hch 2, 23. 36; 3, 13-14; 4, 10; 5, 30; 7, 52; 10, 39; 13, 27-28; 1 Ts 2, 14-15).(…) Menos todavía se podría ampliar esta responsabilidad a los restantes judíos en el tiempo y en el espacio, apoyándose en el grito del pueblo: «¡Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!» (Mt 27, 25), que equivale a una fórmula de ratificación (cf. Hch 5, 28; 18, 6)
Del mismo modo, en el documento Nostra Aetate #4, perteneciente al Concilio Vaticano II, la iglesia afirma que: “Aunque las autoridades de los judíos con sus seguidores reclamaron la muerte de Cristo, sin embargo, lo que en su Pasión se hizo, no puede ser imputado ni indistintamente a todos los judíos que entonces vivían, ni a los judíos de hoy. Y, si bien la Iglesia es el nuevo Pueblo de Dios, no se ha de señalar a los judíos como reprobados de Dios ni malditos, como si esto se dedujera de las Sagradas Escrituras. Por consiguiente, procuren todos no enseñar nada que no esté conforme con la verdad evangélica y con el espíritu de Cristo, ni en la catequesis ni en la predicación de la Palabra de Dios. Además, la Iglesia, que reprueba cualquier persecución contra los hombres, consciente del patrimonio común con los judíos, e impulsada no por razones políticas, sino por la religiosa caridad evangélica, deplora los odios, persecuciones y manifestaciones de antisemitismo de cualquier tiempo y persona contra los judíos.”
Juan 8:31-47
Otra calumnia que es muy común, es la que refiere a que Jesús le dijo a todos los judíos que eran hijos del diablo. Dicha acusación surge del amañamiento del pasaje de Juan 8: 31-47. Esto es una gran mentira pues durante el relato, aunque bien la mayoría de intervinientes eran judíos, el evangelista va haciendo diferencias respecto de los grupos específicos a los que Jesús se iba dirigiendo, de tal forma que podemos encontrar dos grupos, un grupo de judíos que habían creído en él, y por otro lado quienes lo enfrentaban, los cuales no solamente lo enfrentaban, sino que lo querían matar. Es más, Jesús muchas veces en el pasaje hace referencia a que dicho grupo en específico, los intervinientes específicos, los individuos, que en ese momento discutían con él, lo querían matar (y por esa razón es que más adelante les dice que son hijos del diablo), no se refiere en ningún momento a todo el pueblo judío. En el versículo 37 Jesús les dice: 37 “Ya sé que sois descendencia de Abrahám; pero tratáis de matarme, porque mi palabra no prende en vosotros”. Mas adelante en los versículos 39 y 40 les dice: “39 «Si sois hijos de Abrahám, haced las obras de Abrahám. 40 Pero tratáis de matarme, a mí que os he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abrahám.”
Finalmente, en el versículo 44 encontramos todo el quo del asunto: “44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. Éste era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira, dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira.”. Consecuentemente, y de forma concordante a los versículos anteriormente referidos, vemos como aquí el mismo Jesús explica su dicho del porque le dice a esas personas en específico “hijos de vuestro padre el diablo” en el sentido que al estos querer matar a Jesús están queriendo “cumplir los deseos de (su) padre (el diablo)”, el cual “era HOMICIDA desde el principio”. En conclusión, respecto a este pasaje, Jesús se dirige específicamente a un grupo de personas con el que estaba debatiendo, no al pueblo Judío en su totalidad, y los llama “hijos del diablo” por el hecho que dichos individuos querían asesinarlo.
Consecuente a la anterior explicación, encontramos en el Nuevo Comentario Bíblico de San Jerónimo, de la editorial verbo divino, del año 2004, la explicación del versículo 44 del capítulo 8 del evangelio de Juan que explica lo siguiente:
“El único «padre» a quien pueden apelar los que se proponen dar muerte a Jesús es el padre de Caín, el diablo. Una tradición targúmica enfrentaba a Caín con el dilema de dominar su «inclinación pecaminosa» y vivir como justo, o bien dejarse llevar por ella y cometer pecado (véase TgNGn 4,7; G. Reim, NTS39 [1984] 619-24). 1 Jn 3,8-12 nos muestra cómo se apropió la comunidad joánica de esta tradición. El dualismo de Caín entre ser «de Dios» o «del diablo» se resuelve en la manera de obrar de la persona.”
Vemos como según dicha tradición targúmica, lo que determinaba si se era de Dios o se era del diablo era el “obrar de la persona” que en el caso de los susodichos ya referidos era malo toda vez que sus intenciones eran darle muerte a Jesús.
JUDAS ISCARIOTE EL TRAIDOR
Aunque respecto a esta falacia que algunos usan para justificar el antisemitismo no hay una cita bíblica en específico, si vemos que algunos dicen que judas es la representación de los judíos, al ser su nombre una referencia a ellos, específicamente a la región de judea. No obstante, esta falacia se cae por su propio peso pues dentro de los 12 apóstoles además de Judas el traidor, también había otro Judas, Judas Tadeo, por lo cual, ante la presencia de Judas Tadeo, queda más que invalida esa conclusión, pues vemos que el nombre de Judas no se usa para hacer referencia al pueblo judío, sino que simplemente era el nombre de dos de los apóstoles de Jesús. Es más, a lo largo del nuevo testamento se hace el esfuerzo para diferenciar a la persona de Judas Iscariote con la de Judas Tadeo.
Por ejemplo en Mateo 10: 3-4 un pasaje que narra la elección de los doce apóstoles por parte de Jesús, se los diferencia “3 Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo; 4 Simón el Cananeo y Judas el Iscariote, el que le entregó.”. En Lucas 6: 16 se hace una mayor diferenciación pues el evangelista al narrar el mismo evento del pasaje anterior pone el nombre de los dos judas juntos precisamente para hacer la diferenciación “16 a Judas de Santiago y a Judas Iscariote, que fue el traidor.”
Consecuentemente en Juan 14: 22, en una intervención que hace Judas Tadeo, se vuelve a hacer énfasis en la diferenciación con el Iscariote: “22 Le dice Judas —no el Iscariote—: «Señor, ¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?»
Por otro lado, en el mismo relato de la traición de Judas Iscariote, Jesús dice que, a ese traidor, a ese hombre en específico, no al pueblo al que perteneciere, sino a la persona del traidor “más le valdría no haber nacido”. Veamos pues el pasaje: Mateo 26: 23-25 “23 Él respondió: «El que ha metido conmigo la mano en el plato, ése me entregará. 24 El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!»25 Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: «¿Soy yo acaso, Rabbí?» Dícele: «Tú lo has dicho.»”
Vemos pues como Jesús se refiere específicamente a una persona, pues dice “más le valdría a ESE HOMBRE no haber nacido”, además que más adelante, el evangelista vuelve a diferenciar a Judas Tadeo de Judas Iscariote diciendo “Judas, el que iba a entregarle”.
Ya finalizando lo que corresponde a esta parte valga aclarar que San Judas Tadeo (considerado santo por la iglesia católica y las iglesias ortodoxas) evangelizó luego de la muerte y resurrección de Jesús, en lugares como Judea, Samaria y Armenia, y fue el fundador de la iglesia de Edesa en la actual Turquía según la tradición.
LA ANTIGUA ALIANZA Y LA NUEVA ALIANZA
Otro argumento que algunos sectores del cristianismo, específicamente el protestantismo con Lutero a su cabeza, fue poner a la antigua alianza y contraposición con la nueva alianza, en el sentido en que no toma la antigua alianza como una preparación para la nueva alianza sino como si esta fuera totalmente ajena al plan redentor de Dios. Obviamente esa postura del protestantismo lo que quiere hacer es intentar romper cualquier conexión del cristianismo con el judaísmo, no porque en realidad tenga razón (un cristianismo sin raíces judías sería un cristianismo totalmente desnaturalizado) sino para justificar sus posturas tremendamente antisemitas (las cuales se pueden ver en varios de los escritos de su fundador Martin Lutero, especialmente en el libro “Sobre los judíos y sus mentiras” escrito por Lutero en 1523.) En este sentido no está de más explicar brevemente, la concepción que tiene el catolicismo respecto a la antigua y la nueva alianza (catolicismo que fue sinónimo de cristianismo desde la muerte de Jesús hasta la reforma protestante, es decir, aproximadamente 15 siglos antes que el protestantismo fuere fundado). De una vez realizó la aclaración que no entraré en el debate que siempre sale a flote con los protestantes respecto de la justificación, la ley, la fe y las obras.
En el contexto de la Antigua Alianza, se estableció un pacto divino entre Dios y el pueblo de Israel. Este pacto, que implicaba la observancia de leyes y mandamientos, así como la realización de sacrificios para la expiación de los pecados, fue concebido como un preparativo temporal y parcial para la futura llegada de Jesucristo.
La proclamación de una Nueva Alianza se fundamenta en la convicción de que Jesucristo fue el cumplimiento y la perfección de la Antigua Alianza. En su calidad de Hijo de Dios (en calidad de la segunda persona de la Santísima Trinidad), Jesús vinó al mundo para satisfacer plenamente las exigencias de la ley y ofrecerse a sí mismo como el sacrificio supremo por los pecados de toda la humanidad. Por consiguiente, se entiende que Jesús no abolió ni invalidó la Antigua Alianza, sino que la llevó a su pleno cumplimiento y realización.
Lo anterior se sustenta, obviamente en muchas citas bíblicas, no obstante, pasaré a exponer las que considero más ilustrativas. En Mateo 5: 17-19, el mismo Jesús nos habla sobre el cumplimiento de los preceptos de la antigua alianza, refiriéndose a que él no venía a “abolir” sino a cumplir. En el versículo 17 Jesús dice: “«17 No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.” Esto a su vez significa claramente que Jesús no vino a “desechar” la antigua alianza sino a darle pleno cumplimiento y por ende perfeccionamiento. En concordancia a lo anterior el versículo 18 nos dice que: “18 Os lo aseguro: mientras duren el cielo y la tierra, no dejará de estar vigente ni una i ni una tilde de la ley sin que todo se cumpla.”.
Consecuentemente en el libro de Hebreos 10: 1-18 se explica como los sacrificios de la antigua alianza eran imperfectos y por ende solo provisionales y simbólicos, mientras que el sacrificio de Jesucristo fue Perfecto, fue el sacrificio culmen, para dar paso a la Nueva Alianza perfeccionada, en donde, una vez cumplida y perfeccionada la antigua alianza, tal como se dice en Gálatas 3: 28-29 “28 ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. 29 Y si sois de Cristo, ya sois descendencia de Abrahám, herederos según la promesa.”
En el mismo sentido encontramos lo que dice el documento previamente citado, Nostra Aetate #4, en donde afirma que “(…) los judíos son todavía muy amados de Dios a causa de sus padres, porque Dios no se arrepiente de sus dones y de su vocación (…)”, es decir, Dios no se arrepiente de la alianza hecha con el pueblo judío ni ha olvidado su promesa, pues, tal como dice el canon 121 del catecismo de la iglesia católica en su parte final, “(…) la antigua alianza no ha sido revocada”.
Es así que pasare a citar algunos fragmentos de los canones del catecismo de la iglesia católica, en donde se explica como la revelación de Dios va siendo progresiva, gradual, hasta el punto de llegar al culmen que es Jesucristo. Si se desea profundizar más en ello recomiendo leer los cánones 50 al 73 del catecismo de la iglesia católica, en donde se explica (citando la biblia y demás) todo lo referente a la revelación divina. El motivo por el que hablo de revelación divina es para explicar cómo en el plan redentor de Dios, todo tiene un propósito, y, por ende, hacer ver como la antigua alianza era una preparación para dar paso a la nueva alianza.
De esta forma el canon 53 dice que: “El designio divino de la revelación se realiza a la vez «mediante acciones y palabras», íntimamente ligadas entre sí y que se esclarecen mutuamente (DV 2). Este designio comporta una «pedagogía divina» particular: Dios se comunica gradualmente al hombre, lo prepara por etapas para acoger la Revelación sobrenatural que hace de sí mismo y que culminará en la Persona y la misión del Verbo encarnado, Jesucristo.”
Posteriormente, pasa a explicar las etapas de la revelación. La primera que es la consistente en que “Desde el origen Dios se da a conocer”, una segunda etapa de la “alianza de Dios con Noé”, una tercera etapa que corresponde a que “Dios elige a Abraham”, una cuarta etapa en donde “Dios forma a su pueblo Israel” dentro de la cual se encuentra la entrega de la ley a Moisés y los profetas de Israel que profetizaron el perfeccionamiento de la antigua alianza con una Nueva Alianza. Para finalmente llegar a la etapa final donde “Dios ha dicho todo en su verbo. Cristo Jesús, «mediador y plenitud de toda la Revelación» (DV 2)”, y por ende ya no habrá otra revelación. Pasare a citar, de esta forma, los cánones del catecismo de la iglesia católica que considero más importantes respecto a cada etapa.
1.) “Desde el origen Dios se da a conocer”:
Canon 54: «Dios, creándolo todo y conservándolo por su Verbo, da a los hombres testimonio perenne de sí en las cosas creadas, y, queriendo abrir el camino de la salvación sobrenatural, se manifestó, además, personalmente a nuestros primeros padres ya desde el principio» (DV 3). Los invitó a una comunión íntima con Ël revistiéndolos de una gracia y de una justicia resplandecientes.
2.) “Alianza de Dios con Noé”
Canon 56: Una vez rota la unidad del género humano por el pecado, Dios decide desde el comienzo salvar a la humanidad a través de una serie de etapas. La alianza con Noé después del diluvio (cf. Gn 9,9) expresa el principio de la Economía divina con las «naciones», es decir con los hombres agrupados «según sus países, cada uno según su lengua, y según sus clanes» (Gn 10,5; cf. Gn 10,20-31).
3.) “Dios elige a Abraham”
Canon 60: El pueblo nacido de Abraham será el depositario de la promesa hecha a los patriarcas, el pueblo de la elección (cf. Rm 11,28), llamado a preparar la reunión un día de todos los hijos de Dios en la unidad de la Iglesia (cf. Jn 11,52; 10,16); ese pueblo será la raíz en la que serán injertados los paganos hechos creyentes (cf. Rm 11,17-18.24).
4.) Dios forma a su Pueblo Israel
Canon 62: Después de la etapa de los patriarcas, Dios constituyó a Israel como su pueblo salvándolo de la esclavitud de Egipto. Estableció con él la alianza del Sinaí y le dio por medio de Moisés su Ley, para que lo reconociese y le sirviera como al único Dios vivo y verdadero, Padre providente y juez justo, y para que esperase al Salvador prometido (cf. DV 3).
Canon 63: Israel es el pueblo sacerdotal de Dios (cf. Ex 19, 6), «sobre el que es invocado el nombre del Señor» (Dt 28, 10). Es el pueblo de aquellos «a quienes Dios habló primero» (Viernes Santo, Pasión y Muerte del Señor, Oración universal VI, Misal Romano), el pueblo de los «hermanos mayores» en la fe de Abraham (cf. Discurso en la sinagoga ante la comunidad hebrea de Roma, 13 abril 1986).
Canon 64: Por los profetas, Dios forma a su pueblo en la esperanza de la salvación, en la espera de una Alianza nueva y eterna destinada a todos los hombres (cf. Is 2,2-4), y que será grabada en los corazones (cf. Jr 31,31-34; Hb 10,16). Los profetas anuncian una redención radical del pueblo de Dios, la purificación de todas sus infidelidades (cf. Ez 36), una salvación que incluirá a todas las naciones (cf. Is 49,5-6; 53,11). Serán sobre todo los pobres y los humildes del Señor (cf. So 2,3) quienes mantendrán esta esperanza. Las mujeres santas como Sara, Rebeca, Raquel, Miriam, Débora, Ana, Judit y Ester conservaron viva la esperanza de la salvación de Israel. De ellas la figura más pura es María (cf. Lc 1,38).
LA HEREJIA DEL MARCIONISMO:
Antes de dar paso a la explicación, quiero iniciar recalcando por qué esta herejía es abiertamente antisemita y se ha prestado precisamente para promover dicho antisemitismo. Básicamente dicha herejía dice que el Dios del antiguo testamento es diferente al del nuevo testamento, lo cual ha generado consecuencias nefastas contra el pueblo judío, puesto que es obvio que es un intento de “desjudaizar” a Jesús y a la religión cristiana. Un ejemplo de este intento de “desjudaización” de Jesús y del Nuevo Testamento lo encontramos nada más y nada menos que en el Tercer Reich, en donde Hitler pretendía eliminar el antiguo testamento de la biblia, además de borrar cualquier vestigio del antiguo testamento que pudiera ser observable en el nuevo, para finalmente obtener a un Jesús “ario”. Lo curioso de esto es que, a muchas personas, incluso profesores en clase, y algunos disque católicos, se les llena la boca al decir que “el Dios del antiguo testamento es diferente al del nuevo, el Dios del antiguo testamento es vengador y el del nuevo testamento es amor”. Vemos pues como la ignorancia, hace que las personas de manera inconsciente de algún modo u otro den supuestos prospectos de argumentos con contenidos indirectamente antisemitas, pues debido a que los judíos se rigen es por el antiguo testamento, el hecho decir que el Dios del antiguo testamento es violento, vengativo, y en cambio el Dios del nuevo testamento es solo amor, es una forma de decirle al pueblo judío que su Dios es nefasto, es malo, en cambio el nuestro es bueno. Y de ahí en adelante ya sabemos todo lo que eso conlleva.
De esta forma, ahora si entremos a una explicación más profunda sobre el marcionismo. El marcionismo emerge como una herejía del siglo II, impulsada por la figura prominente de Marción de Sinope, teólogo y líder religioso reconocido. Esta doctrina herética heterodoxa abraza una concepción radicalmente dualista de la divinidad y la salvación.
Según Marción, el Dios del Antiguo Testamento, identificado como el Demiurgo, es caracterizado como un ser vengativo y legalista, en contraposición al Dios del Nuevo Testamento, quien es reconocido como el Padre de Jesucristo y como un ser de amor y gracia. En esencia, Marción sostiene que el Demiurgo del Antiguo Testamento es inferior y opuesto al Dios del Nuevo Testamento, considerado como el verdadero Dios. Alega que Jesús fue enviado por este último para liberar a la humanidad del yugo del Demiurgo y su ley.
En su herejía, Marción postula que el Dios del Antiguo Testamento se encuentra vinculado a la creación material y a la ley, mientras que Jesús revela al auténtico Dios y ofrece una salvación exclusiva para aquellos que creen en él. Como resultado, rechaza categóricamente el Antiguo Testamento y gran parte del Nuevo Testamento, acogiendo únicamente el Evangelio de Lucas y diez de las epístolas de Pablo, las cuales considera más coherentes con su perspectiva.
La Iglesia católica primitiva condenó enfáticamente el marcionismo como una herejía debido a su rechazo del Antiguo Testamento y su concepción dualista de Dios y la salvación. La Iglesia, en contraposición, abogaba por la unidad y continuidad entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, reafirmando la bondad y la autoridad de Dios reveladas en ambas partes de la Escritura. Además, la Iglesia defendía la naturaleza plenamente humana y divina de Jesucristo, contrarrestando así la visión marcionita que concebía a Jesús únicamente como una entidad espiritual.
Ahora bien, en la misma época de Marción, uno de los padres de la iglesia, Tertuliano, se dedicó a refutar esa herejía, en su obra titulada “Contra Marción”. Del mismo modo la iglesia en varios concilios, incluidos los que definieron el canon bíblico, con el solo hecho de considerar canon todo el antiguo testamento ya estaban rechazando la posición de Marción. De igual forma, también podemos encontrar condenas explicitas y categóricas a la idea que el Dios del antiguo testamento es diferente al del nuevo testamento, por ejemplo, en el Concilio de Florencia (1445) (XVII ecuménico), específicamente en el documento conciliar “Cantate Dominio” que era una bula sobre la unión con los coptos y los etíopes, la iglesia católica afirma explícitamente que se “(…) anatematiza la insania de los maniqueos, que pusieron dos primeros principios, uno de lo visible, otro de lo invisible, y dijeron ser uno el Dios del Nuevo Testamento y otro el del Antiguo”(#1335 del Denzinger Enchiridion).
Consecuentemente, el catecismo de la iglesia católica sí que es explícito al condenar esta herejía. En los cánones del catecismo de la iglesia católica que pasare a citar a continuación se puede ver como explícitamente se condena dicha herejía, además, que dentro estos mismos podemos ver la refutación con base en citas bíblicas.
El Antiguo Testamento
Canon 121: El Antiguo Testamento es una parte de la sagrada Escritura de la que no se puede prescindir. Sus libros son divinamente inspirados y conservan un valor permanente (cf. DV 14), porque la Antigua Alianza no ha sido revocada.
Canon 123: Los cristianos veneran el Antiguo Testamento como verdadera Palabra de Dios. La Iglesia ha rechazado siempre vigorosamente la idea de prescindir del Antiguo Testamento so pretexto de que el Nuevo lo habría hecho caduco (marcionismo).
La unidad del Antiguo y del Nuevo Testamento
Canon 128: La Iglesia, ya en los tiempos apostólicos (cf. 1 Cor 10,6.11; Hb 10,1; 1 Pe 3,21), y después constantemente en su tradición, esclareció la unidad del plan divino en los dos Testamentos gracias a la tipología. Esta reconoce, en las obras de Dios en la Antigua Alianza, prefiguraciones de lo que Dios realizó en la plenitud de los tiempos en la persona de su Hijo encarnado.
Canon 129: Los cristianos, por tanto, leen el Antiguo Testamento a la luz de Cristo muerto y resucitado. Esta lectura tipológica manifiesta el contenido inagotable del Antiguo Testamento. Ella no debe hacer olvidar que el Antiguo Testamento conserva su valor propio de revelación que nuestro Señor mismo reafirmó (cf. Mc 12,29-31). Por otra parte, el Nuevo Testamento exige ser leído también a la luz del Antiguo. La catequesis cristiana primitiva recurrirá constantemente a él (cf. 1 Co 5,6-8; 10,1-11). Según un viejo adagio, el Nuevo Testamento está escondido en el Antiguo, mientras que el Antiguo se hace manifiesto en el Nuevo: Novum in Vetere latet et in Novo Vetus patet (San Agustín, Quaestiones in Heptateuchum 2,73; cf. DV 16).
Canon 130: La tipología significa un dinamismo que se orienta al cumplimiento del plan divino cuando «Dios sea todo en todo» (1 Co 15, 28). Así la vocación de los patriarcas y el éxodo de Egipto, por ejemplo, no pierden su valor propio en el plan de Dios por el hecho de que son al mismo tiempo etapas intermedias.
ALGUNOS HALAGOS DE JESÚS AL PUEBLO JUDÍO
Mateo 15: 21-28
Curación de la hija de una cananea.
“21 Saliendo de allí Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón. 22 En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio, gritaba diciendo: «¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada.»23 Pero él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le rogaban: «Despídela, que viene gritando detrás de nosotros.»24 Respondió él: «No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel.»25 Ella, no obstante, vino a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!»26 Él respondió: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos.»27 «Sí, Señor —repuso ella—, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.»28 Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas.» Y desde aquel momento quedó curada su hija.”
En este pasaje vemos como dentro del plan de Dios, en un primer momento a quienes iba dirigida la predica de Jesús era al pueblo judío, al Dios haber establecido su alianza en un primer momento con ellos. Por ese motivo es que Jesús le dice a la mujer que “No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel”. En el mismo sentido se debe entender la frase “No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos”. Esta era una acepción semita en el sentido que se consideraba al pueblo judío como los hijos de Israel, o los hijos de la alianza, mientras que el término “perro” era para referirse a los gentiles y paganos (nótese que Jesús usa la palabra “perritos”, con el fin de no ser hostil frente a la mujer). No obstante, aunque Jesús claramente establecía la relevancia que tenía el pueblo judío hasta antes de su venida, Jesús al elogiar la fe de la mujer y curar a la hija de ella, da a entender en qué consistirá la nueva alianza, en donde los gentiles y paganos conversos a la fe en Jesucristo pasaran también a ser parte del pueblo de Dios, tal como Jesús lo establece en Juan 10: 16.
Mateo 24: 32-35
Parábola de la higuera
32”«De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.
33 Así también vosotros, cuando veáis todo esto, sabed que Él está cerca, a las puertas. 34 Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. 35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.”
El contexto de todo este pasaje se refiere a lo que se denomina el relato de un “apocalipsis sinóptico” pues en versículos anteriores Jesús profetiza la destrucción de Jerusalén, el fin del mundo y su segunda venida. Ahora bien, hay un error de traducción en este pasaje desde la traducción de San Jerónimo al latín que concluyó en la biblia “Vulgata”. El error está en la traducción de la palabra “generación” que en griego es “γενεά”(genea) la cual a su vez se encuentra en el Strong Concordance, en el número 1074, cuyo origen es “from (a presumed derivative of) 1085 “γένος” (genos) a generation; by implication, an age (the period or the persons):age, generation, nation, time.” (de (un presunto derivado de) 1085 “γένος” (genos); una generación; por implicación, una edad (el período o las personas): edad, generación, nación, tiempo.). Allí dentro del Strong Concordance en su definición se establece que “genea” significa “race, family, generation”, es decir “raza, familia, generación”. Vemos como en la errónea traducción no se usa el significado primario de “raza” sino precisamente el último, es decir “generación”. Ahora bien, de acuerdo a lo anterior, la correcta traducción del pasaje seria “Yo os aseguro que no pasará esta RAZA hasta que todo esto suceda.”
Dirá el lector, ¿Y eso que tiene que ver con los halagos de Jesús al pueblo judío? Pues precisamente ese pasaje hace referencia a una profecía de Jesús, respecto del pueblo judío, haciendo alusión a que ese pueblo, esa raza, no desaparecerá, no pasará, sino que perdurará hasta que llegue el final de los tiempos y él vuelva en su segunda venida, ya no como cordero, sino como león en toda gloria y majestad. Y si vemos la historia del pueblo judío vemos como esto se ha cumplido a lo largo de toda la historia, pues después de tantos exilios, persecuciones, y el desafortunado holocausto nazi, el pueblo judío ha permanecido en pie, y después de cada tragedia, ha salido fortalecido. Seguramente una profecía bastante molesta para los antisemitas.
Nota: Algunos dirán que las palabras “pueblo” y “raza” no son exactamente lo mismo. Si trasladamos esa objeción al uso del lenguaje actual claro que tiene validez, no obstante, en el contexto semita en que Jesús estaba hablando, esas dos palabras perfectamente se usaban para referirse a un determinado grupo de personas que compartieran los mismos usos, costumbres, tradiciones.
Juan 4:22
22 “Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.”
En este pasaje Jesús al hablar con una samaritana, es totalmente explicito en afirmar que la salvación, la redención de la humanidad entera, proviene de los judíos, con lo cual, al mismo tiempo, Jesús está ratificando su origen judío.
Vale la pena aquí citar el comentario que realizan los profesores de Salamanca, en la “Biblia Comentada de los profesores de Salamanca, BAC (1965), al presente pasaje:
“En un pequeño paréntesis previo (v.22) advierte que la dogmática judía es la verdadera, y no la samaritana. “Estos adoran lo que no conocen.” Los samaritanos, al no aceptar como fuente de revelación nada más que el Pentateuco y rechazar el resto de los libros santos, mutilaban e interrumpían la revelación. Los samaritanos negaban incluso una creencia tan fundamental como es la resurrección de los muertos 21. En cambio, “los judíos adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.” A ellos fueron hechas las promesas proféticas; ellos tenían la revelación en el canon de las Escrituras; tenían el legítimo templo y el culto, y de ellos saldría el Mesías (Rom_9:4-5; cf. 3:1ss). Era el hondo sentido del salmo: Notus in ludaea Deus, Dios es conocido en Judá (Sal_76:2).
Pero, aunque Dios es conocido en Judá, ya termina el exclusivismo y centralismo de su culto. Para la hora mesiánica, Malaquías había vaticinado un sacrificio universal (Mal_1:11). Es la hora del mejor culto, porque es la hora de las más auténticas disposiciones en los adoradores. Es la hora en que hay que adorar al Padre en espíritu y en verdad. La necesidad de un culto espiritual aparece en los profetas (Isa_1:11-20; Isa_29:13; Joe_2:13; Amo_5:21-26; Miq_6:6-8; etc.) Esto hace ver que el sentido de las palabras de Cristo es más profundo.”
Juan 10:16
16 “También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor.”
En este pasaje vemos claramente que, aunque Jesús hace referencia a que los no judíos, los gentiles, también serán parte del pueblo de Dios, en ningún momento dice que los judíos van a dejar de ser parte del pueblo de Dios, lo único que dice es que ahora habrá un solo rebaño. Al contrario, al referirse a esas otras ovejas dice que “también las tengo que conducir”, es decir, que al igual que como Dios ya venía conduciendo al pueblo judío, ahora los gentiles “también” serán conducidos en conjunto con los judíos que Dios ya venía conduciendo en virtud de la alianza que antes había establecido con ellos.
ALGUNOS HALAGOS AL PUEBLO JUDÍO EN DEMÁS PASAJES DEL NUEVO TESTAMENTO
Romanos 9:4-5
4 “Son israelitas; de ellos es la adopción filial, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto, las promesas, 5 y los patriarcas; de ellos también procede Cristo según la carne, el cual está por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos. Amén.”
No haré explicación a este pasaje pues considero que es bastante evidente la exaltación al pueblo judío por parte de San Pablo. Solamente haré la explicación en lo referente a «Cristo según la carne». Este «Cristo según la carne» se refiere a que Jesús es hijo de la Santísima Virgen María, descendiente del rey David, quien en su vientre alimentó a Jesús con su santa sangre, y después lo alimentó con la santa leche de sus pechos
Romanos 11: 1-2
DIOS NO HA RECHAZADO A SU PUEBLO, QUE SERÁ SALVADO
La prueba del resto de Israel.
1 “Y pregunto yo: ¿Es que ha rechazado Dios a su pueblo? ¡De ningún modo! ¡Que también yo soy israelita, del linaje de Abrahám, de la tribu de Benjamín! 2 Dios no ha rechazado a su pueblo, a quien conoció de antemano. ¿O es que ignoráis lo que dice la Escritura acerca de Elías, cómo se queja ante Dios contra Israel?”
En este pasaje vemos claramente como San Pablo perfectamente enseña que Dios no ha rechazado a su pueblo de Israel, lo que quiere decir que, aunque como vimos en versículos anteriores, los gentiles ahora hacen parte del redil del pueblo judío, no significa esto que Dios haya retirado sus promesas y su elección respecto del pueblo judío. Al mismo tiempo San Pablo, hace énfasis en su origen judío.
Hechos 3: 25-26
“«Vosotros sois los herederos de los profetas y de la alianza que Dios estableció con vuestros padres, al decir a Abrahán: En tu descendencia serán bendecidas todas las familias de la tierra. 26 Para vosotros en primer lugar ha resucitado Dios a su siervo y le ha enviado para bendeciros, apartándoos a cada uno de vuestras iniquidades.»”
Este pasaje también lo considero bastante explícito al referirse y halagar al pueblo judío.
Finalmente, ya para concluir, hago mías las palabras del sacerdote católico exorcista, José Antonio Fortea, quien en su obra “Summa Daemoniaca”, en la cuestión 172 establece lo siguiente:
Cuestión 172
¿Odia el demonio a los judíos?
“El demonio odia a los judíos. La razón de esto es muy simple, los ángeles caídos odian todo aquello que es sagrado y todo aquello que tiene una relación con la religión. El pueblo judío fue fundado por Dios directamente. Es un pueblo creado por el Altísimo para entregar su revelación al mundo. Y aunque, según nosotros, las bendiciones que recaen sobre el pueblo de la segunda alianza (el pueblo cristiano) son superiores a las bendiciones que recayeron sobre el pueblo de la primera (los judíos), no por eso les han sido arrebatadas las bendiciones con que Dios les dotó. Todas esas bendiciones siguen presentes, por eso allá donde van prosperan. Siempre perseguidos pero siempre prosperando.
La razón de que vayan a donde vayan sean siempre perseguidos está en el furor del demonio que siempre está presto a crear a incitar el odio contra ellos. Pero nadie podrá contra ellos, es un pueblo destinado a pervivir hasta el fin del mundo. Ellos son el recuerdo viviente de la alianza de Dios con los hombres representados en Abraham. Son indudablemente un pueblo elegido. Siempre combatidos, pero nunca vencidos.
(…)
Lamentablemente algunos cristianos sufren de una manía visceral a los judíos, ellos no lo saben pero esa manía es una semilla plantada por el sembrador de la iniquidad. Muchos escudan esa manía a ese pueblo con la excusa de que se debe a la política del Estado de Israel. Pero no se dan cuenta de que hay algo más. Unas veces se les ha tenido manía por su prosperidad económica, otras porque sus costumbres eran distintas, ahora es por el Estado de Israel. El antisemitismo no es una reacción espontánea a algún hecho, es una constante incitación diabólica que si pudiera los barrería de la faz de la tierra. Porque ellos, su mera existencia, día tras día, le recuerdan una y otra vez esa alianza, esas bendiciones, esa imposibilidad de poder vencer los designios de Dios. La mera existencia de la progenie de Abraham en medio de la humanidad es el recuerdo constante del Antiguo Testamento a todos los hombres.”
Agregaría yo, en un mensaje dirigido especialmente a los cristianos: “No puedes odiar a los judíos y al mismo tiempo amar a su rey (INRI: Iesvs Nazarenvs, Rex Ivdæorvm.- Jesús Nazareno, Rey de los judíos)”. Por otro lado, también invito a algunas personas a que por favor sean coherentes con lo que dicen que piensan y su forma de actuar, pues, aunque aquellos se dicen ser progresistas y estar a favor de las minorías, se la pasan realizando cometarios antisemitas como, por ejemplo, “a los judíos lo único que les importa es la plata”, o cuando hay un olor a carne asada se han atrevido descaradamente a decir “Huele a judío”, haciendo obviamente referencia a los campos de exterminio nazi. Y lo anterior lo digo con conocimiento de causa, pues los referidos comentarios antisemitas los he escuchado yo personalmente, y han sido dirigidos a mi amigo y cofundador del presente blog, Santiago, en la universidad donde en el momento estamos estudiando. Si algo así se presenta al interior de la academia no es algo raro que en la cotidianidad también, como, por ejemplo, en una ocasión al yo comprar unos productos en una tienda de barrio sin querer no di la suma de dinero completa al momento de pagar, ante lo cual quien estaba atendiendo me dijo a modo de “broma” “Ay, ¿Me quiere hacer la judía?”.
Por los anteriores motivos, considero yo es muy necesario y urgente, que desde los colegios y obviamente desde las universidades y la academia en general, se explique y se estudié lo que sucedió durante el holocausto, con el fin de que se luche por la erradicación del pensamiento antisemita en la sociedad, y así evitar repetir trágicamente pasajes tan siniestros en la historia de la humanidad.
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