Persépolis es una obra singular y disonante para aquellos acostumbrados a navegar en grandes volúmenes académicos, repletos de citas y referencias. Para quienes no suelen acercarse al formato de la novela gráfica, puede representar un choque inicial, pero es uno necesario para salir del confort.
Al darle una oportunidad, descubrimos un relato profundamente político, subjetivo y personal que aborda temas como la represión, el moralismo y la limitación de libertades con una honestidad y crudeza que rara vez se encuentra sobre el mundo islámico.
El relato de Marjane Satrapi nos arrastra a un Irán marcado por el islamismo radical, el fundamentalismo religioso y la represión, donde las vidas se moldean a la fuerza bajo el peso de la autoridad, la religión y la tradición.
Pero Persépolis va más allá del retrato de un régimen opresivo; también es un espejo que refleja la degradación de Occidente.
Ejemplifica las sombras que amenazan nuestro mundo, las cuales no se limitan a un rincón específico, sino que persisten incluso en las sociedades que se consideran libres y desarrolladas. Nos muestra el nihilismo imperante, la falta de sentido en las nuevas generaciones, la esclavitud hacia lo material, la búsqueda insaciable del placer, el flagelo de las drogas, la diseminación del socialismo, en suma, la oscuridad que amenaza al género humano.
Satrapi nos recuerda que no vivimos en el mejor mundo posible. Su narración es tanto auténtica como llamativa, emocionante como aterradora. La difícil batalla por la identidad personal, entre ser demasiado progresista para algunos y excesivamente conservador para otros.
Es un texto cuyo contenido necesariamente requiere ser analizado con pensamiento crítico y lupa, ya que no deja de ser personal y subjetivo. Es un punto de vista que debe ser contrastado y cuestionado, pero que indudablemente enriquece de manera profunda el panorama. Así mismo, es una muestra de primera mano, narrada por la misma protagonista sobre lo que sucedió en Irán, de la transformación de una monarquía impuesta a una república islámica.
Persépolis es en esencia una llamada de atención, un recordatorio de que las luchas por la libertad y la identidad son universales, de cómo conciliar la libertad, el laicismo con la memoria y la tradición, que incluso en medio de las sociedades más «avanzadas», la represión y el deterioro también existen, que nuestra forma de vida, que tanto amamos, no está asegurada y puede escaparse de nuestras manos en apenas una generación, como aconteció en Irán.