¿QUIÉN ES JUDÍO? LA ETERNA PREGUNTA

Santiago Pérez Hernández

Nunca me había cuestionado quién es judío o qué significa realmente serlo; simplemente lo daba por sentado. Me había enfocado en estudiar la doctrina, los orígenes, la Torá, el rabinismo, la historia de Israel, incluso el Talmud, los eventos de la diáspora, el surgimiento del sionismo en su ala religiosa y política, el retorno y muchas otras cuestiones que no es necesario mencionar ahora. Lo cierto es que había pasado por alto la pregunta más elemental, la que es el punto de partida de todo: ¿Quién es judío?

Tomé conciencia de esta interrogante fundamental cuando, en la universidad, alguien me planteó la simple pregunta, pero de profundo significado y trascendencia: ¿quién es judío?, ¿qué define a un judío como tal? Lo primero que me vino a la mente fue la religión, pero entonces recordé aquella máxima que reza: «Se es judío, aunque no se quiera, aunque no se sepa y aunque no se practique el judaísmo», lo que me llevó a descartar esa opción. ¿Una raza, quizás? Pero recordando mis estudios en ciencias y etnología, aprendí que no existen las razas humanas consideradas como tal, así que opté por la respuesta más sensata: decir que iba a investigar.

Esto me inspiró a escribir este artículo, intentando responder desde la doctrina, la ciencia e incluso el derecho, a esa pregunta que parece tan sencilla, tan obvia y, a veces, hasta ingenua: ¿Quién es judío?.

Inicié mi búsqueda para responder a la pregunta, breve pero engañosamente compleja. Durante mi indagación, descubrí que, tras aproximadamente cuatro milenios, aún no existe un consenso sobre esta cuestión, convirtiéndose en una de las grandes cuestiones judías sin resolver.

Este descubrimiento me alivió, ya que si los grandes eruditos de Sión, del Talmud y de la Torá no han podido establecer una definición clara y unánime de quién es judío, ciertamente yo, que apenas he rozado la superficie del conocimiento judío, no podría ofrecer una respuesta definitiva.

Sin embargo, lo que sí puedo ofrecer es un resumen de las principales interpretaciones sobre este tema. A lo largo de los milenios, rabinos y sabios han debatido sobre la identidad judía, qué significa ser judío y cómo es posible que existan judíos que no practican ni creen en el judaísmo.

De allí, para entender la identidad judía, es esencial comenzar con una mirada a la historia. Los datos históricos que presento se basan en el consenso secular de los historiadores, son hechos objetivos y verificables, de igual modo dejo algunas lecturas sobre el tema.

Lo primero, es que el judaísmo, como religión y cultura, tiene aproximadamente 4.000 años de existencia. Los judíos ya estaban presentes en tiempos antiguos, ya sea como una civilización independiente o entre naciones de las cuales hoy solo quedan vestigios y reminiscencias.

Han sido partícipes tanto en el amanecer de la civilización occidental como en la oriental, influyendo de manera significativa en la historia de la humanidad en su conjunto, y continúan presentes hoy en día. «siguen siendo continuadores, descendientes de los antiguos, y he de aquí que una parte de ellos, tras la gran matanza de la segunda guerra mundial, tras el genocidio perpetrado por los nazis, se ha instalado en el país de sus antepasados.» (Baudy, 1969)

Quién es judío
Imagen creada con IA a través de Dall-E

Lo que resalta en la historia judía es la milagrosa capacidad de mantener su identidad casi inalterable a lo largo de los milenios, a pesar de la persecución y la diáspora. Esta «pureza» de identidad es un fenómeno singular que desafía explicaciones sociológicas.

La adhesión profunda a la Halajá (ley judía) parece ser la explicación más plausible de su persistencia, a menos y con al que estoy de acuerdo, de aceptar la explicación teológica de la alianza de Israel con el Eterno, la que a su vez, según el tratadista Karl Loewenstein, considera que dicho pacto ha de tomarse como una primera constitución, no entendida esta en un sentido positivo sino de carácter sobrenatural.

La pregunta de cómo han preservado estas leyes, su transmisión rigurosa y la fidelidad a sus textos sagrados, es fundamental. La devoción a sus tradiciones ha asegurado la conservación y transmisión de estos textos, que a su vez han reforzado la identidad judía a lo largo de los milenios.

La relación causa-efecto entre la adhesión a la Halajá y la preservación de la identidad judía plantea un dilema similar al del huevo y la gallina: ¿Qué fue primero? Una vez más, encontrar una razón suficiente no siempre resulta en una explicación satisfactoria y complaciente.

La historia de los judíos está enlazada de manera inextricable a la de otros pueblos y otras religiones monoteístas y del paganismo. «El sociólogo, el historiador, pueden remontarse al origen del acontecimiento, seguir las mutaciones, las transformaciones de los grupos humanos, pero, ante la acción recíproca y simultánea, en el tiempo y en el espacio, de elementos múltiples, a la vez materiales y espirituales y tal es el caso para la colectividad judía, el empirismo y el análisis no pueden ir más allá de las conjeturas.» (Baudy, 1969)

Cuando todas las opciones han sido agotadas y las designaciones convencionales (como raza, pueblo, nación, religión, grupo histórico o unidad lingüística) resultan inapropiadas, se recurre a enfoques alternativos y divergentes.

De esto, algunas aproximaciones más satisfactorias son propuestas por Haddon y Huxley, quienes argumentan que los judíos no pueden considerarse como una nación ni como una unidad étnica, sino más bien como un grupo sociorreligioso.

Este grupo, entonces, argumentan que está compuesto por elementos mediterráneos y armenoides, junto con otros que presentan variaciones físicas. Aunque los miembros comparten ciertos lazos debido a presiones externas, la tradición histórica y la religión, su solidaridad puede disminuir en ausencia de presiones y aumentar cuando estas se intensifican con el tiempo.

Distintivo judío Distintivo judío 1941/1944
Brazalete perteneciente a un miembro del Judenrat (Consejo Judío) del ghetto de Vilampole, en Kovno, Lituania.

Otra definición dentro de la taxonomía humana sostiene que los judíos constituyen un grupo étnico con un «aire de familia» propio, que refleja su herencia cultural y expresa su solidaridad. Dado que la solidaridad judía se caracteriza por su fuerza y constancia, el «aire judío» se destaca como la expresión facial más distintiva y fácilmente identificable entre los pueblos.

O, según el comentario del especialista Seltzer: «judíos son todos los individuos de la raza blanca de la Humanidad que por tradición de familia practican la religión judaica, o cuyos antepasados la han practicado.»

Sin duda, los términos utilizados en estas definiciones carecen de una claridad contundente. La dificultad radica en el intento de describir a los judíos, así como a otros grupos designados como nación, pueblo, tribu o raza, a través de características físicas, creencias, costumbres, tradiciones y valores distintivos, todo a la vez. La combinación de criterios físicos y culturales no permite llegar a una síntesis lógica de la definición.

En cuanto a los abusos perpetrados por el nazismo, estos no dudaron en establecer una definición del judío al manipular los conceptos de antropología y filología. Sustituyeron a los pueblos de lengua y razas arias con la intención de suprimir principalmente a la raza no aria. Es ampliamente reconocido el destino devastador al que llevaron tales prácticas.

Todo individuo fiel al judaísmo, la religión monoteísta más antigua del mundo, se considerará judío, haya nacido dentro o fuera de Israel

Sin embargo, según los últimos datos de las investigaciones científicas, no existe, ni biológica ni antropológica, ni inmunohematológicamente una raza judía, ni razas en general.

Por otro lado, el judaísmo carece de una organización o institución centralizada que lo represente. No hay una figura o grupo al que los judíos deban rendir homenaje o cuyas creencias deban aceptar. La autoridad suprema para la interpretación de la Ley, que era el Sanedrín del Templo de Jerusalén, dejó de existir en el año 70 de nuestra era, cuando el Segundo Templo fue destruido por los romanos. Desde entonces, todos los intentos de establecer una autoridad central han resultado en fracasos.

De ahí que no exista una institución centralizada con un censo y criterios definidos para determinar quién es y quién no es judío.

Habiendo expuesto lo anterior, pasamos a definiciones subjetivas del judío, las cuales varían según las épocas. Como señala quien fuere primer ministro de Israel, David Ben Gurion, “hace dos siglos, un judío versado en la Torá habría respondido de manera simple y tranquila a la pregunta de quién es un judío: Un judío es alguien que desciende de nuestro padre Abraham, observa las Mitzvoths (preceptos) y espera la venida del Mesías (Melej Hamashiaj). Esta respuesta satisfacía a cualquier judío, sin importar el país de residencia”

Imagen extraída del libro «Israel dibujos y pinturas» por José De Recasens

Pero si la misma pregunta se hubiera planteado hace cien o ciento cincuenta años a los defensores de la emancipación judía en Alemania y Francia, la respuesta habría sido: «Los judíos son franceses o alemanes de religión israelita.» En esa época, la mayoría de los judíos en Rusia, Polonia, Galitzia y Rumania habrían respondido que “los judíos constituían una minoría nacional en el Golah (exilio) y diferían fundamentalmente de los pueblos entre los que vivían”. Además, “hace ochenta años, muchos de ellos habrían añadido que los judíos aspiran a regresar a Sión.”

Por otra parte, la respuesta tradicional y religiosa sostiene que un judío es todo aquel que estuvo en el vientre de una madre judía. Además, para definir quién es una madre judía, se sigue la regla de que una madre judía es aquella que también estuvo a su vez en el vientre de una madre judía. Este criterio se basa en la transmisión matrilineal de la identidad judía, donde la descendencia judía se determina a través de la línea materna.

En la misma senda, existen perspectivas más liberales, aunque aún relacionadas con el judaísmo, que definen a un judío como aquel que sigue esta religión y cumple con la Halajá o que tiene al menos uno de sus padres de ascendencia judía, ya no limitando la identidad judía únicamente a la línea materna.

La definición de quién es judío no es para nada pacífica, resulta prácticamente imposible definir algo tan complejo, lo cierto es que no interesa, lo importante y valioso es saber quién es uno y estar orgulloso de ello.
Santiago Pérez Hernández
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Sin embargo, aún queda una perspectiva por considerar, la jurídica. ¿Cómo aborda la justicia israelí este tema?.

La Ley del Retorno de Israel, adoptada en 1950, establece que «judío» para propósitos legales en Israel incluye a una persona que nació de madre judía o que se convirtió al judaísmo y no es miembro de otra religión. Esta definición se ha mantenido sujeta a interpretaciones y debates en el contexto de cuestiones como la conversión, especialmente cuando se trata de conversiones realizadas fuera de Israel.

Aun con ello, el concepto sigue estando innegablemente ligado a una cuestión religiosa. Aunque una persona sea considerada hija de madre judía, será reconocida como tal, incluso si practica otra religión o ninguna.

Hay que mencionar, además, que hoy en día, la discusión es evidente, ya que al menos dos posturas contrastan entre sí. Por un lado, la ley religiosa de la Sinagoga establece que solo se considera judío al hijo de madre judía o a aquel que se ha convertido al judaísmo.

Por otro lado, muchos judíos rechazan la idea de que su condición esté determinada exclusivamente por la religión. Se identifican como judíos debido a la cultura, la tradición, el origen, las experiencias de persecución a las que fueron sometidos o por vocación.

Pero entonces ¿Quién es judío?, vale decir, que Hitler ni los Nazis tuvieron dificultad en resolverlo. La Suprema Corte israelí se reunió durante más de un año para debatirlo, cuando fuera del tribunal la respuesta la daba el antisemitismo de toda la vida.

Luego, la definición de quién es judío no es para nada pacífica, resulta prácticamente imposible definir algo tan complejo, lo cierto es que no interesa, lo importante y valioso  es saber quién es uno y estar orgulloso de ello.

Dicho esto, la pregunta fundamental del título de este artículo sigue sin respuesta, posiblemente porque objetivamente no hay una definición única: es judío quien quiere serlo, quien reúne los elementos de todas esas definiciones dadas, quien guarda Shabat, el que sigue las Mitzvoth, o quien no hace nada de eso, sigue siendo entonces una de las grandes cuestiones judías que a día de hoy 21 de Adar I del año 5782 no tienen una respuesta.

Con apoyo de:

Referencias

  1. Baudy, N. (1968). Les Grandes questions juives. préf. De Robert Aron. Editions Planète.
  2. Identidad Judaia: ¿quién es judío? .
  3. Johnson, P. (2018). La Historia de los judíos. Ediciones B Mexico.
  4. Judaísmo. National Geographic. (2021, April 13). Retrieved April 23, 2023, from https://www.nationalgeographicbrasil.com/assunto/temas/cultura/tradicoes/religiao/judaismo
  5. Lewinsky Salomón. (2009). Diccionario enciclopédico del Judaísmo. Editorial Planeta Colombiana.
  6. Munchnik, M. (1988, November 16). ¿Quien es Judío? El País. Retrieved April 23, 2023, from https://elpais.com/diario/1988/11/17/internacional/595724402_850215.html
  7. My Jewish Learning. (n.d.). Tipos de Judíos. My Jewish Learning. Retrieved April 23, 2023, from https://www.myjewishlearning.com/article/tipos-de-judios/
  8. Nahon, S. U. (1950). Teodoro Herzl: El Padre del Estado Judio. Organizacion Sionista.
  9. Poliakov Léon, & Moreno, P. M. (2011). Breviario del Odio: El tercer reich y Los judíos. Cómplices.
  10. Schama, S., Lozoya Teófilo de, & Rabasseda-Gascón Juan. (2018). La Historia de los judíos (Vol. 2). Debate.
  11. ¿Quién es «Judío»?: Unidos con israel. UWI. (2022, September 6). Retrieved April 23, 2023, from https://unitedwithisrael.org/es/quien-es-judio/

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