En estos tiempos convulsos y agitados, se torna imperativo recordar y regresar a las raíces que sostienen todo. Cuando nos embriaga un sentimiento de pesadumbre que permea todo nuestro ser, recurrimos irremediablemente a rememorar aquellas situaciones, lugares y personas en que fuimos felices. Recapitulamos uno a uno esos instantes, y son estas vivencias las que nos otorgan fuerzas para continuar y sobreponernos al sendero que transitamos. Esa misma sensación es la que experimentamos en el festejo de Shavuot, la festividad de la entrega de la Torah.
Indiscutiblemente, la perversión y la degradación tocan cada vez más fuerte a nuestras puertas. La descomposición de la sociedad ha generado una vorágine de violencia y decadencia difícil de superar. La confusión y la caída moral están tocando fondo; el mundo está envejeciendo al borde del colapso, y todo parece derrumbarse. Sin embargo, el recuerdo de tiempos mejores o la mirada hacia el futuro no deben llevarnos al repliegue o al ensimismamiento, justo cuando es necesario luchar.
Shavuot nos ayuda precisamente a combatir esta desesperanza, permitiéndonos remontarnos a tiempos igualmente convulsos, frágiles y desesperanzados, que encontraron en una revelación la fuerza para mejorar como personas, familias, comunidades, países y como humanidad. Esta revelación, la entrega de la Torah por parte de nuestro D-os, ha dejado una huella indeleble en la humanidad, otorgándonos un código moral eterno, inmodificable pero no estático.
Torah, que significa ley, fue entregada al pueblo destinado a ser sacerdotal, imponiéndole la carga de conocer, aprender y compartir la sabiduría del texto. Hoy, sin lugar a dudas, es un faro que ilumina e irradia el porvenir de la humanidad. Por ello, es fundamental recordar esta fecha especial, en la que al hombre se le dotó de la luz necesaria para alumbrar su presente y futuro, invitándonos inexorablemente a estudiar los preceptos y mitzvot.
Son precisamente estos preceptos los que debemos aplicar en nuestra vida diaria, construyendo así un mejor yo, una gran familia, una hermosa comunidad, una ciudad pacífica, y un mundo mejor. La Torah es nuestro refugio que nos da fuerzas para continuar, y sobreponernos, al punto que nuestros sabios han dicho que de la Torah precede toda la existencia.
Y es que cuando cumplimos las 613 mitzvot, no estamos haciendo más que cumplir los 10 mandamientos. Al hacerlo, nos congraciamos con el Eterno y seguimos los pasos de nuestra gran madre, Java, quien nos enseñó que la vida debe ser adquirida y construida. ¿Cómo? Superando las pruebas que se nos presentan en el camino. Con cada prueba superada como individuos, parejas y padres, estaremos construyendo nuestro hogar espiritual.
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