La nutritiva sopa de los pobres, una crónica desgarradora de una realidad ¿del pasado?
Se podrá decir que es demagogia, se podrá decir que es fantasía, pero como lo vi con mis propios ojos, debo contarlo: Hay gente en Bogotá -no importa el numero- que se alimenta con un extravagante menjurje llamado sopa de periódico. O sopa de papel. La receta es sencilla: se pone agua a hervir en un caldero y se le agrega un periódico picado; cuando se deslíe el papel y forma una especie de colada gris negruzca, se añade un cubito concentrado de caldo de res, de gallina o de pescado. Se revuelve constantemente hasta que la sopa adquiera consistencia. Se le agrega sal y un picadito de cilantro. Se distrae el hambre. Yo sabía que muchas familias del estrato cero -el más numeroso y desconocido- y del uno, comen sólo una vez al día, y lo hacen con alimento para perros y gatos. Pero esta nueva e inédita modalidad de miseria y resistencia y, digamos de paciencia política, rebasa la imaginación más extremista. El hambre física es en Bogotá una realidad palpable.
Fuente: Alfredo Molano, «sopa de periódico», El Espectador, febrero 29 de 2004.
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