A principios del siglo XIX, los vastos territorios de los virreinatos españoles en América se extendían desde el río Misisipi hasta la remota Patagonia argentina. Sin embargo, para 1828, el dominio español se reducía a Cuba y unas pocas islas. ¿Qué había sucedido para provocar tal cambio? La respuesta yace en el descontento de los criollos, descendientes de españoles nacidos en América, quienes se veían excluidos del poder político significativo. Además, el monopolio económico ejercido por España limitaba el desarrollo de las colonias, imponiendo una carga fiscal desproporcionada. Las injusticias contra la población americana eran frecuentes, y la invasión de España por las fuerzas napoleónicas creó un vacío de poder, proporcionando el momento ideal para el surgimiento de movimientos de liberación.
Inicialmente, estos movimientos adquirieron un carácter legitimista, con gobiernos provisionales que proclamaban lealtad a Madrid y a la Corona. Sin embargo, tras la restauración de los Borbones, los criollos optaron por la independencia. Aunque Francia e Inglaterra mostraron simpatía por los insurgentes, su apoyo fue mayormente teórico, a pesar de su interés en abrir esos vastos territorios a su comercio.
«La gestación de las independencia fue lenta pero segura, nunca se perdió la esperanza de ser un pueblo libre en una tierra que reclamaron como propia«
La población indígena del continente se dividió entre ambos bandos. España, exhausta por la guerra, no logró sofocar los movimientos independentistas. Entre los líderes más destacados de esta revolución se encontraban Simón Bolívar, quien soñó con un gran estado federado llamado la Gran Colombia, aunque esta idea no prosperó. Bolívar es conocido como el Libertador de Venezuela, Colombia, Panamá, Ecuador, Perú y Bolivia. En el Cono Sur, José de San Martín, junto con Bernardo O’Higgins, José Artigas y Fulgencio Yegros, encabezaron la independencia de varios países. En México, las antiguas civilizaciones indígenas, como los olmecas, toltecas, mayas y aztecas, habían incorporado el catolicismo a sus tradiciones. El sacerdote Miguel Hidalgo lideró el primer intento de sublevación, incitando a las masas contra los españoles, pero fue derrotado y ejecutado.
La población indígena del continente se dividió entre ambos bandos. España, exhausta por la guerra, no logró sofocar los movimientos independentistas. Entre los líderes más destacados de esta revolución se encontraban Simón Bolívar, quien soñó con un gran estado federado llamado la Gran Colombia, aunque esta idea no prosperó. Bolívar es conocido como el Libertador de Venezuela, Colombia, Panamá, Ecuador, Perú y Bolivia. En el Cono Sur, José de San Martín, junto con Bernardo O’Higgins, José Artigas y Fulgencio Yegros, encabezaron la independencia de varios países. En México, las antiguas civilizaciones indígenas, como los olmecas, toltecas, mayas y aztecas, habían incorporado el catolicismo a sus tradiciones. El sacerdote Miguel Hidalgo lideró el primer intento de sublevación, incitando a las masas contra los españoles, pero fue derrotado y ejecutado.
En 1811, otro sacerdote lideró a los indígenas en nombre de la Virgen Morena de Guadalupe, pero también fue ejecutado. Finalmente, en 1821, una revuelta liderada por criollos prosperó, con la colaboración de muchos indígenas, dando lugar a una participación popular que encontraría su líder en Benito Juárez. Mientras tanto, la amenaza napoleónica en Portugal llevó a la familia real a refugiarse en Brasil, lo que aumentó el entusiasmo por la independencia. Cuando el rey regresó a Portugal, dejó a su hijo Pedro como regente en Río de Janeiro. En 1822, Pedro se proclamó emperador del Brasil, que eventualmente se transformó en república en 1889.